El deporte es algo que siempre ha estado presente en mi vida. Lo típico de las actividades extraescolares en el colegio, monitora de gimnasio a mis 15 años y poco más… Me gustaba verme delgada y este era un medio para un fin.
Pero el cuerpo cambia y mantener la figura de una veinteañera (cuando ya rozas los 30) es difícil. Así que, a los 28 años y tras ser madre de dos hijas… Decidí “tomármelo en serio”: coger una dieta de internet y repetir ejercicios que encontraba por ahí.
Como habrás supuesto… Esto no funciona así que, contraté un entrenador personal. Pero más de lo mismo: ejercicios genéricos, cero entrenamiento de fuerza y sin fundamento científico.
Cambié de método decenas de veces harta de no ver resultados. Hasta que (después de mucha frustración) me topé con alguien que me mostró las cosas claras: para tener el cuerpo que deseas, no hay que matarse a cardio y a restricciones alimenticias.
Así que decidí aprender más y más para poder convertirme en una profesional capaz de ayudar a otras chicas a ir directas hacia su objetivo y ahorrarles todo el sufrimiento que yo pasé.